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Diego en Argentinos

Diego en Argentinos LA SINTESIS

Por el barrio en el que nació, Villa Fiorito, Diego Armando Maradona bien podría haber sido jugador de Independiente. O, más todavía, debía haber sido. Pero no. Y está bien. Porque Argentinos Juniors, se confirmó con los años, tiene más que ver con su historia, con eso de pelear desde abajo. Con eso de engrandecer a los humildes.

Como después viviría con otras camisetas, con la de Argentinos empezó peleando el descenso y terminó buscando el título. Y la vieja cancha de Bocyacá y García se convirtió en el centro de atención de todo el mundo futbolero: como quien parte en procesión a adorar a un Dios, los hinchas de cualquier club se encaminaban hacia allí para ver jugar al morocho retacón y de rulos con el número diez. Siempre. Desde que debutó, el 20 de octubre de 1976, hasta que se fue, en los primeros días de 1981.

Como se jactan los partidarios de cada uno de los equipos por los que pasó, los del Bicho aseguran que ellos tuvieron al mejor Maradona. El más puro, el diamante en bruto, incontaminado. Es posible. En todo caso, siempre se habla del Mejor Maradona y la discusión se eleva cada vez más.

En Argentinos hay hitos maradonianos, claro. Aquel debut en primera división, con caño incluido, cuando todavía no tenía 16 años. Los dos primeros goles, enseguida, a días de su presentación. La bronca en forma de goles (tres) después de la frustración de Argentina ’78. Goleador, goleador, goleador, goleador, goleador, cinco veces goleador sobre nueve campeonatos jugados con esa querida camiseta. Giras y más giras con él como atracción principal. Y un subcampeonato, por supuesto, el único segundo puesto que alguna vez él festejó.

Y la referencia ineludible, para siempre. Hoy, y por todos los tiempos, Argentinos Juniors fue, es y será el club donde se inició Diego Armando Maradona.

DE SELECCION

Si toda la gente que dice haber presenciado el debut de Diego Armando Maradona en primera división real eta número diez. Y no sólo se entrenaba en Argentinos Juniors, también tenía un lugar en el seleccionado juvenil. Fue justo en una de aquella prácticas, a comienzos de 1977, que César Luis Menotti lo llamó aparte, después de un partido de entrenamiento entre los juveniles y los mayores.

Diego confesó, mucho tiempo después, que le temblaban las piernas. Que escucharlo al Flaco, en aquel tiempo, era como escucharlo a Dios. Y la verdad es que lo que el técnico le dijo le sonó a milagro. Lo estaba convocando para concentrarse con la selección mayor, para un partido amistoso contra Hungría. En menos de cuatro meses le estaba pasando todo, quizás demasiado. Lo cierto es que cuando se puso la camiseta celeste y blanca con la que siempre había soñado jugar tenía apenas ¡doce partidos en primera!

Argentinos fue la plataforma de lanzamiento para la consagración internacional. Desde abajo, desde la pelea por evitar el fondo de la tabla, Diego se hizo fuerte. Fuerte de verdad. En aquel Campeonato Metropolitano 1977, el primer torneo que siguió al de su debut, jugó 37 partidos consecutivos como titular. Y se consolidó.

Algunos nombres de aquel plantel hacen volar los recuerdos. El arquero era Munutti. Los defensores, Minutti, Carrizo, Agresta del Cerro, Gette, Núñez, Fusani. Cicogna, Roma, Milani, Romano, Rojas. Los volantes, Jorge López, Fren, Fusani, Giacobetti, Giordano, Méndez, Di Donato, González. Los delanteros, Carlos Alvarez, Hallar, Ovelar, Ruiz, Bravi. Y Maradona, claro.

Lo hizo goleador a Carlos "Bartolo" Alvarez (20 tantos) y él también grito, 13 veces. Contra Platense, contra Lanús, contra Atlanta (2), contra All Boys (2), contra Huracán (2), contra Quilmes, contra Chacarita, contra Estudiantes y contra... Boca (2). Contra Boca, nada menos. No fue poco para empezar.

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